miércoles, 3 de octubre de 2007


LOS HÉROES APRISTAS
Escribe: LUIS JIMÉNEZ BORRA.
sub. Secretario nacional de juventudes. / Regidor de Lima Metropolitana.
http://www.vision-politica.blogspot.com/

Existe un patrimonio poseído por el APRA que lo distingue de la mayoría de partidos en el mundo y de lo cual sus militantes podemos sentirnos orgullosos. Nos referimos a las generaciones de militantes y dirigentes que fueron capaces de dar su vida o de entregarla a tiempo completo al partido, algunos de ellos encontraron una muerte violenta y heroica, otros perecieron con el paso del tiempo aunque guardando siempre las cicatrices de la cárcel, el destierro y la clandestinidad que simbolizaron su sacrifico de vida por la causa del pueblo.

Nuestra intención ahora es recordar a los que pertenecieron al primer grupo mencionado líneas arriba. Desde sus orígenes el APRA surgió con un bautismo de martirologio porque no podemos olvidar de la gesta del 23 de Mayo -precursora del movimiento aprista y origen de la Alianza Obrera Estudiantil-, aquella jornada heroica en donde por reclamar sus derechos fueron asesinados Salomón Ponce y Manuel Alarcón Vidalón, un obrero tranviario y un estudiante universitario que sellaron con su sangre el Frente Unico de Trabajadores Manuales e Intelectuales, tal como lo enfatizará Víctor Raúl en su discurso “El quinto no matar” pronunciado el día de su sepelio.

Inmediatamente se inició la persecución con la detención de Haya de la Torre y que motivara la reacción de los diversos pueblos del Perú que a partir de ese momento enarbolaron la bandera de la revolución aprista, tal como sucedió en 1932 en Trujillo donde surgieron héroes como Manuel “Búfalo” Barreto, Víctor Eloy Calderón Muñoz y los más de seis mil compañeros fusilados en las ruinas de Chan Chan y también nos trae al recuerdo la figura de Carlos Phillips Olivera, odontólogo muerto con otros compañeros en las pampas ancashinas pronunciando sus sentidas palabras: “Sólo Dios salvará mi alma, sólo el aprismo salvará al Perú”.

Así podríamos continuar la lista con los muertos de Cajamarca –asesinados cruelmente como Gaspar Mantilla quien fue baleado poco a poco hasta morir-, Cerro de Pasco y tantos otros lugares a los que podemos agregar los ocho marineros fusilados en El Frontón solamente por el delito de ser apristas -Eleuterio Medrano, Gregorio Pozo Chunga, Telmo Arrué Burga, Arnulfo Ojeda Navarro, Rogelio Dejo Delgado, Fredebundo Hoyos, José Vidal Monzarret y Pedro Gamarra Gutiérrez-. A ellos se suman los caídos en la lucha clandestina como Manuel Arévalo, asesinado felonamente por la espalda en Cerro Colorado. También recordamos a los fajistas Celso Albinagorta, Juan Mac Lean Bedoya y Perico Chávez quién murió repartiendo el pan caliente (La Tribuna).

Caso especial fue el del compañero Luis Negreiros Vega, Secretario General de la Confederación de Trabajadores del Perú ametrallado por la dictadura cuando también desempeñaba la Secretaría General del Partido en la clandestinidad.
Con ellos muchos otros centenares de compañeros asesinados, héroes anónimos de la democracia y cuyos nombres es nuestra obligación rescatar.

Pero como si esta cuota de sangre no fuera suficiente y por defender la democracia y el gobierno aprista, fueron miles los asesinados por el terrorismo entre los cuales podemos mencionar a César López Silva, médico y líder desde sus épocas estudiantiles dedicado al trabajo social, quién fue el primero de los caídos producto de la vesania.

Recordamos también a Orestes Rodríguez Campos, ultimado cobardemente junto con su hijo, ex ministro de Trabajo, ex rector de la Universidad Federico Villarreal e injubilable maestro de la Universidad Popular Gonzáles Prada.

En Huancayo, Félix “Chaleco” Ortega, líder regional y médico con gran emoción social, cegado en su vida por la beligerancia criminal del terrorismo.
En Ayacucho, Marcial Capelleti, combativo dirigente quien murió enseñando en su trinchera de lucha, frente a sus alumnos.

Recordamos al impetuoso Rodrigo Franco, ex dirigente del CUA de la Universidad Católica y funcionario del gobierno que valientemente antepuso su vida ante las amenazas de la vorágine senderista para salvar la vida de sus hijos.
Junto a ellos Maria Elías de Huapaya, dirigente de los Clubes de Madres en El Agustino y luchadora incansable por los derechos de las mujeres, asesinada salvajemente por el terrorismo genocida.

Tanto para alcanzar la democracia en un inicio, como para defenderla con el paso de los años, los apristas fueron capaces de poner el pecho y dar la vida por su causa, la lucha de Haya de la Torre persigue el pan con libertad; la libertad ya se logró gracias a la gesta de estos héroes civiles apristas, pero es menester de las nuevas generaciones luchar por la justicia social, para otorgar el pan a los desfavorecidos e identificarse con el sentir de los que menos tienen.

Los apristas de hoy no podemos permanecer estáticos, debemos luchar por lograr la transformación de la que Haya De La Torre se sentirá orgulloso. Debemos también mantener la llama encendida en honor de nuestros héroes a quienes tanto debemos. Para ello proponemos en memoria a estos hombres y mujeres que nos antecedieron en la lucha el Día de los Héroes Apristas, día que servirá para rendir homenaje justo a nuestros paradigmas, algunos conocidos, otros anónimos pero todos importantes en nuestra historia teñida con sangre, pero que al mismo tiempo irradia nuestro corazón aprista de vida y pasión.

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